Las aftas bucales, conocidas también bajo el nombre de «úlceras aftosas», son pequeñas lesiones superficiales que aparecen en la base de las encías o en los tejidos blandos de la boca. Éstas, a diferencia del herpes labial, no se manifiestan en la superficie de los labios y no son contagiosas. Sin embargo, pueden ser dolorosas y causar dificultades para hablar y comer.
Se forman dentro de la cavidad bucal: bien encima o debajo de la lengua, en la base de las encías, dentro de las mejillas o labios o sobre el paladar blando. Pudiendo ser el hormigueo u ardor una de las molestias que éstas lesiones conllevan días antes de su aparición o durante su proceso. La mayor parte de las aftas presentan formas de caracter ovalado o circular, caracterizándose por tener un centro de color blanquecino/amarillento, así como un contorno rojizo. Existen distintos tipos de aftas, entre ellas, las aftas menores, mayores y las conocidas como herpetiformes.
Es importante que los pacientes consulten a sus médicos ante ciertos síntomas como: aftas inusualmente grandes, aftas recurrentes, que se presentan después de que sanan las anteriores, brotes frecuentes, dolor exagerado, dificultad extrema para beber o comer, presencia de fiebre o malestar generalizado. En el caso de utilizar aparatos de ortodoncia o superficies de dientes filosas, se debería consultar con un dentista.
La prevención es esencial para evitarlas, para ello se debe atender a: una alimentación adecuada, reducción del estrés diario, y lo más esencial, buenos hábitos de salud higiénico dental con la utilización de productos adecuados que cuiden la úlcera y prevengan su futura aparición.